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Estrés hídrico en las plantas: soluciones a tu alcance para reducir el impacto en la producción agrícola


Estrés hídrico en los cultivos

El estrés hídrico tiene un impacto significativo en la producción agrícola y en la calidad de las cosechas. La falta de agua, ya sea por la ausencia de lluvia, la sequía o por un riego deficiente, es un factor de estrés que afecta negativamente al crecimiento, desarrollo y rendimiento de las plantas.

Las consecuencias del cambio climático, marcado por fenómenos meteorológicos extremos y períodos de sequía más prolongados, obliga a prestar más atención si cabe al estrés hídrico en las plantas. Según Naciones Unidas, el número y la duración de las sequías ha aumentado un 29% desde el año 2000. Las regiones del área mediterránea son las más vulnerables a los efectos del calentamiento global, algo que ya han comenzado a confirmar los registros estadísticos. En el caso de España, el año 2022 fue el sexto año más seco de toda la serie histórica desde 1961. Cuatro de esos seis años se han registrado desde 2005.

En este contexto, es acertado pensar en alternativas que ayuden al agricultor a gestionar sus producciones en condiciones cada vez más habituales de estrés hídrico y de escasez de agua. Si bien es cierto que los cultivos necesitan un aporte óptimo de agua de riego, y que nada puede reemplazar la ausencia de lluvias, existen soluciones que pueden ayudarnos a convivir con el estrés hídrico en las plantas con el objetivo de reducir su impacto en aquellas zonas más sensibles a este fenómeno.

SeiZen es un bioestimulante líquido recomendado para prevenir y recuperar los daños provocados por situaciones de estrés abiótico y condiciones externas. Su uso permite potenciar las tasas de crecimiento, desarrollo y productividad de los cultivos en condiciones extremas. 

Aplicado en situaciones de estrés hídrico, SeiZen consigue que la planta mantenga su desarrollo vegetativo a pesar de la presencia de condiciones adversas. Lo podemos ver en los resultados del siguiente ensayo desarrollado en el cultivo de lechuga. 

Cómo combatir el estrés hídrico en las plantas

El gráfico de la izquierda muestra los resultados en el peso aéreo de la lechuga tras la aplicación de SeiZen. El cultivo se ha mantenido en condiciones normales de riego, es decir sin la presencia de ninguna clase de estrés por falta de agua. En la parcela tratada con SeiZen el incremento de peso en la parte aérea ha sido del 14% respecto al testigo.

Dentro del mismo ensayo, el gráfico de la derecha muestra los resultados sobre una parcela en la que se ha generado una situación de estrés hídrico en la planta a partir de la reducción del riego en un 50%. Se han realizado dos aplicaciones de SeiZen: la primera, un día antes de generar el estrés, es decir 24 horas antes de reducir el riego. La segunda aplicación se ha realizado 14 días después con el objetivo de revitalizar y recuperar el cultivo de los posibles daños provocados por el estrés hídrico. Los resultados muestran que, aun existiendo pérdida de peso en la parte aérea, esta es mucho menos significativa que la registrada en el testigo gracias a la acción de SeiZen.  

SeiZen está desarrollado con la tecnología PK-Tech de Seipasa, diseñada para retrasar tanto la senescencia foliar inducida por la edad como por el estrés. 

Efectos del estrés hídrico en los cultivos

El estrés hídrico afecta a las funciones vitales y procesos fisiológicos de la planta. Los cultivos sometidos a estas condiciones presentan problemas en su crecimiento, además de una significativa reducción en la producción, tamaño y turgencia de los frutos y las hojas. También se resiente la actividad fotosintética, algo que afecta a la producción de azúcares y, en consecuencia, al metabolismo del vegetal. Asimismo, las plantas afectadas por el estrés hídrico tienen sus defensas más bajas y debilitadas, por lo que están más expuestas a sufrir ataques de plagas y enfermedades.

Existen una serie de medidas preventivas y correctoras, mucho más vinculadas a la experiencia y a las prácticas culturales de los agricultores. Entre ellas figura la selección de cultivos y variedades más resistentes a condiciones de estrés hídrico, la cobertura del suelo con materiales que reduzcan la evaporación y, en la medida de lo posible, la protección de los cultivos en condiciones ambientales adversas.