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Las cosechas de pepino en invernaderos aumentan hasta un 40% mediante la polinización por abejas



Es el factor que más influye en la textura, el sabor y el dulzor de las fresas

  • La acción de las abejas se ha demostrado fundamental para aumentar la calidad y el rendimiento de las plantas

  • El uso de tratamientos naturales respeta los beneficios derivados de los insectos polinizadores garantizando no sólo una mejor cosecha, sino también la ausencia de residuos químicos

  • Los productos bioestimulantes son grandes aliados

La polinización de las abejas determina, y mucho, cómo será la textura y el sabor de la fresa, de la misma manera que puede incrementar hasta un 40% la producción en el cultivo del pepino. Así lo subraya la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (UNFAO), desde donde se hace hincapié en la influencia de los insectos polinizadores sobre el incremento de la producción y la mejora de la calidad de las cosechas.

En un artículo que lleva por título Punto de mira: siete frutas y hortalizas para las abejas", la FAO desgrana los beneficios de la acción de estos antófilos sobre siete cultivos concretos. Se trata de las fresas, los pepinos, las almendras, las manzanas, los arándanos, las cebollas y las calabazas.

Sobre el cultivo de fresas es contundente: la textura, el sabor y la dulzura obtenidas se deben principalmente a la polinización. Tal y como precisa, una fresa completamente desarrollada necesita unas 21 visitas de las abejas, lo que determina la presencia de semillas. Una sola fresa puede tener 400-500 semillas (o pequeñas nueces) sobre la superficie de un grano. Así, cuanto mayor sea el número de semillas completamente desarrolladas, “más grande, más sabrosa y mejor aspecto tendrá”.

Respecto a los pepinos, la FAO asegura que sin abejas no sería posible cultivarlos en la mayoría de los casos y subraya que las cosechas de este producto hortícola en invernaderos “aumentan en un 40% colocando cinco colmenas de unas 12.500 abejas cada quince hectáreas”.

Algunas de sus recomendaciones para el aprovechamiento óptimo de estos insectos son:

  1. Mantener la base de la colmena al mismo nivel que la parte superior de los pepinos.

  2. Dejar espacio suficiente para que las abejas puedan moverse.

  3. Colocar platos con agua en el suelo entre las hortalizas para que las abejas puedan beber.

Otros estudios demuestran que la falta de abejas y otros insectos silvestres para la polinización de las almendras puede reducir los rendimientos de las cosechas de forma más drástica que la falta de fertilizante o la incapacidad de aportar agua suficiente a los cultivos. “Cuando las almendras son polinizadas de manera adecuada, los árboles dan más fruta y su contenido de nutrientes cambia, aumentando la cantidad de vitamina E”, destacan desde la organización internacional.

Por otro lado, la FAO subraya que, sin abejas, el proceso de polinización cruzada que se requiere para producir manzanas podría ser insuficiente para cubrir la demanda actual, así como pone en relieve la capacidad de los abejorros para extraer el néctar de las flores de los arándanos, que tienen forma de campana, con sus alargadas lenguas.

En el cultivo de calabazas hay que tener en cuenta que los polinizadores son abejas que anidan en el suelo y, en cebollas, se necesitan colonias numerosas -de 30 colmenas o más- para tener mayores probabilidades de éxito dado que, por lo general, a las abejas no les resultan muy atractivas.

En definitiva, “el 84% de los cultivos necesitan a las abejas o a otros insectos para polinizarlos y aumentar su rendimiento y calidad”, tal y como señala la organización, que alerta sobre la disminución de la población de polinizadores por el uso de productos químicos agrícolas y el crecimiento de los campos en tamaño.

Biopesticidas frente a químicos

Es por ello que, para aprovechar al máximo los beneficios que ofrecen los insectos polinizadores de cara al incremento de la producción y mejora de la calidad de los cultivos, se hace imprescindible recurrir a tratamientos agrícolas totalmente naturales para luchar contra plagas y enfermedades. Sólo así se podrá hacer valer la acción de la fauna auxiliar sobre las cosechas, pues los insumos químicos atacan a las plagas, pero también a los polinizadores. Empresas como SEIPASA, referente en España en fabricación de productos agrícolas libres de residuos, vuelcan sus esfuerzos en ello.

Pero además del uso biopesticidas, se recomienda también el empleo de bioestimulantes para mejorar el rendimiento de aquellos cultivos que lo necesiten, tanto por sus características como por el posible sufrimiento de estreses bióticos o abióticos a lo largo de su ciclo biológico.

Ésta es la manera más natural de conseguir más y mejores cosechas, a la vez que se respeta el medio ambiente y se logra una agricultura sostenible.